El Señor de los Anillos: la perfección del séptimo arte

La trilogía de Peter Jackson, estrenada a principios de milenio, se consolida como la más épica, compleja y mejor obra y adaptación cinematográfica de la historia del cine.

"Hasta la persona más pequeña puede cambiar el curso del futuro". Esta frase resume el grandioso viaje de la trilogía de Peter Jackson, un director que, en su momento, era más conocido por películas independientes que por producciones masivas, pero fue a finales de los años 90 cuando el cineasta neozelandés tomó la decisión de adaptar la obra maestra literaria de J.R.R. Tolkien: EL SEÑOR DE LOS ANILLOS, en nada más y nada menos que tres películas, a pesar de la petición inicial de que sólo fueran dos filmes, lo que provocaría la hipotética eliminación de tramas importantes.

El 11 de octubre de 1999, comenzó el rodaje de la trilogía que marcó un antes y un después en el mundo del cine, ya que la probabilidad de fracaso ante una obra literaria de tal magnitud era muy fuerte, sin embargo,  Peter Jackson, Fran Walsh y Phillippa Boyens adaptaron los libros de J.R.R. Tolkien de una manera exhaustiva e inteligente, pero con un tremendo respeto al material original.

Se decía que la obra de Tolkien era "imposible de filmar", ya que el autor creó una historia tan compleja y rica en contenido que tan sólo pensar en trasladarlo a la pantalla era abrumador. Imaginar simplemente la traducción de los múltiples lenguajes que creó el escritor: J.R.R. Tolkien inventó aproximadamente 15 lenguajes para su obra literaria, y tardó 16 años en terminar los tres libros de la historia del Anillo Único. Escribió ciertas cosas en las trincheras de la Primera Guerra Mundial, elemento fundamental en la narrativa de su fantástico relato, tanto a nivel literario como a nivel personal.

El presupuesto, entre las tres películas, es de aproximadamente $280 millones de dólares. Tan sólo el coste de producción de la primera película de El Hobbit, titulada Un Viaje Inesperado (2012) es equivalente a la trilogía entera, por lo cual es más que seguro que Peter Jackson hizo magia con el dinero. Cada filme tuvo un presupuesto de $90 millones de dólares, y los resultados en taquilla fueron masivos a nivel mundial. Las primeras dos entregas se estrenaron en época decembrina, a la par de otra saga cinematográfica que atraería la atención de millones: Harry Potter.  Fue una reñida competencia en taquilla en 2001 y 2002 en el mes de diciembre, sin embargo, ambas salieron con muy buenas cifras de recaudación: $800-$900 millones de dólares.

Las películas de El Señor de los Anillos estaban adelantadas a su tiempo. Simplemente hay que preguntar a alguien que las vea por primera vez en qué año cree que fueron hechas; la mayoría contestará: "fueron hechas hace unos dos o tres años". La calidad de esta trilogía ha superado el embate del tiempo, y con total seguridad, es un clásico del séptimo arte. Entre las tres películas, se obtuvo la cantidad de 17 premios Óscar, 12 premios BAFTA y cuatro Globos de Oro, lo que la convierte en un rotundo éxito en este campo.

La Comunidad del Anillo se llevó cuatro estatuillas de la Academia, Las Dos Torres obtuvo dos, mientras que El Retorno del Rey hizo historia: se convirtió en el primer filme de fantasía en lograr el premio a la Mejor Película, y  logró ganar todos los premios Óscar por los que fue nominada: 11 de 11,  lo que le otorga el podio de la película más ganadora en la historia de la Academia, junto con Ben-Hur (1959) y Titanic (1997); estas dos últimas tuvieron 13 nominaciones.

El Retorno del Rey generó una recaudación mundial de más de mil millones de dólares ($1,119 MDD), que en ese entonces era una cifra inalcanzable. Hoy en día, esa cifra parece poco, y la estimación en 2003 es lo que hoy se le atribuye a la cifra de los $2 mil millones, por lo cual el cierre de la trilogía de Jackson estuvo en la cima.

Yo descubrí esta saga a la edad de 11 años, cuando un familiar me prestó la trilogía en DVD. En un principio, no entendí absolutamente nada, por lo que decidí esperar un tiempo. A los 13 años, previo al estreno de El Hobbit, a finales de 2012, ví con nuevos ojos la trilogía del Anillo, y me encontré con una obra maestra, tan épica, cautivante, poderosa y emotiva, que hasta la fecha es, para mí, la mayor creación en el séptimo arte, con una master-class de Peter Jackson y su equipo creativo sobre cómo debe realizarse un proyecto a largo plazo, con un compromiso y esfuerzo inagotables, de grabar continuamente las tres películas, en una época de revolución tecnológica.

Otro gran aspecto a destacar es el extraordinario diseño de las locaciones en los llamados concept art. Desde la comodidad de hogar de Hobbiton, la atmósfera etérea-mística de Rivendell, la belleza celestial de Los Puertos Grises hasta la magnificencia de Minas Tirith, los artes conceptuales de la trilogía son para colocarlos en un museo. El arte de Alan Lee y John Howe es algo pocas veces visto en una película, con estilos tan únicos y diferentes que permiten al espectador maravillarse con cada plano, escena y secuencia que aparece una locación nueva.

El metraje cinematográfico de las tres películas es de 557 minutos, mientras que para sus versiones extendidas es de 683 minutos, casi con una hora y media de diferencia. El contenido del detrás de cámaras es simplemente espectacular, porque el público podrá observar el arduo trabajo de Jackson y el resto del equipo de producción: cada elemento es importante y valioso para que el producto final sea como es hoy en día.

Sin lugar a dudas, esta trilogía cinematográfica es ya parte de la historia del cine, con un palmarés envidiable, una calidad de producción extraordinaria, y una historia que prevalecerá por el resto del tiempo. Vendrán muchas generaciones, que podrán disfrutar de esta obra inconmensurable del género de fantasía. El Señor de los Anillos es un milagro cinematográfico, un clásico instantáneo, y considero que es, en toda regla, la perfección en el séptimo arte, de la cual todo cinéfilo debe estar agradecido. Si J.R.R. Tolkien viviera, la trilogía le habría parecido una verdadera maravilla.

¡GRACIAS J.R.R. TOLKIEN! ¡GRACIAS PETER JACKSON!